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Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID)

MiFID

En noviembre de 2007, entró en vigor la nueva regulación de la UE para los servicios de inversión, las bolsas de valores y los sistemas de comercio alternativos. La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MiFID) se aplica a mercados regulados, empresas de inversión e instituciones de crédito cuando se prestan servicios de inversión. MiFID es un régimen regulatorio completo para los mercados financieros en Europa que cubre los servicios de inversión y proporciona estándares comunes para la protección de los inversores en toda la Unión Europea.

MiFID regula cómo las empresas con sede en la Unión Europea pueden promocionar sus servicios. MiFID ha levantado algunas restricciones sobre algunas formas de apuestas en la UE y ha simplificado el marco legal para los comerciantes extranjeros que abren el mercado de la UE para extender las compañías de apuestas y los corredores de CFD.

Sin embargo, la MiFID también puede aumentar los costos administrativos y causar la pérdida de los inversionistas. En virtud de la Directiva, los proveedores de productos complejos como los CFD deben obligatoriamente solicitar a los clientes potenciales que brinden información sobre sus conocimientos y experiencia en el campo de la inversión para el tipo específico de producto o servicio que se ofrecerá. Los corredores pueden determinar si el servicio o producto de inversión que se considera es adecuado para los clientes. Esto significa que las empresas están sujetas a controles mucho más estrictos para que no vendan productos complejos a clientes inexpertos. Los corredores deben obtener suficiente información del inversionista para saber si los productos financieros cumplen los objetivos de inversión del cliente y no exponerlo a riesgos que no puede respaldar financieramente o entender. En base a esta información, si el producto no es apropiado, se debe notificar al cliente.

Las empresas de corretaje también están obligadas a ofrecer la mejor ejecución posible de los pedidos en nombre de sus clientes; este principio se aplica a muchos derivados, como los contratos por diferencias y las apuestas por spread. El proceso de ejecución debe reflejarse en una política de ejecución que especifique los lugares de ejecución. Debe hacerse una distinción entre los derivados negociados en bolsa y los productos extrabursátiles OTC.

La falta de transparencia con respecto a los intereses económicos sustanciales obtenidos con los CFD hace posible utilizar estos intereses para ejercer influencia o para tomar el control de los derechos de voto vinculados a las acciones subyacentes. Además, los fondos de cobertura pueden tomar ventaja de los inversores institucionales tradicionales al influir en las empresas con los intereses económicos adquiridos por los CFD y este es un riesgo para algunos inversores que pueden estar en desventaja en un mercado donde otros pueden tener mejor información. La FSA en el Reino Unido (junto con otros reguladores) ha tomado medidas para abordar este problema al exigir la divulgación de intereses económicos sustanciales (que se define como un interés de capital del 3%) en acciones mantenidas a través de instrumentos derivados tales como CFD.

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